La gestión de la palabra como forma de gobernar: el contraste entre Quintela y Milei. Por el licenciado Fernando Viano.

La gestión de la palabra como acto de gobierno
Por el Lic. Fernando Viano –
En un contexto donde la política muchas veces se reduce a frases vacías y a la lógica del “like”, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, representa una excepción. Frente a un discurso dominante basado en la agresión y la espectacularidad, él apuesta por la palabra con sentido, por el discurso que construye, explica, y acompaña.
Mientras las redes dictan el pulso de lo fugaz, Quintela habla de Estado presente, justicia social y federalismo, términos que para muchos parecerían anacrónicos pero que en su voz recobran actualidad y profundidad.
Milei y Quintela: dos formas opuestas de comunicar poder
Javier Milei, presidente de la Nación, se define como un topo que quiere dinamitar el Estado. Recurre al insulto y la confrontación como herramientas políticas. En cambio, Quintela llama a votar con esperanza y amor, a ejercer la política como un acto de escucha, cercanía y compromiso.
Para el mandatario riojano, gobernar es cuidar, explicar, acercarse, y no deshumanizar ni ridiculizar al otro. El contraste es evidente: uno insulta y divide, el otro propone y dialoga.
La palabra como construcción de realidad
En un ecosistema mediático dominado por la inmediatez y la superficialidad, ¿queda espacio para discursos complejos y con memoria histórica? Quintela resiste esa lógica, no desde la nostalgia, sino desde la acción coherente. Su gestión se expresa también en obras concretas: viviendas, escuelas, hospitales y programas de inclusión.
Ética del cuidado y responsabilidad histórica
“¿Para qué sirve un presidente, un gobernador, un intendente?”, se pregunta el gobernador. Esa pregunta no es retórica. Es estructural. Frente a la lógica de “sálvese quien pueda”, él responde con una política que protege al más vulnerable y reconstruye el tejido social.
En una Argentina atravesada por la desinformación, los algoritmos y el ruido digital, la gestión de la palabra vuelve a ser central. Hablar también es gobernar. Y Ricardo Quintela lo entiende como pocos.