Analizamos cómo los más ricos aumentan su fortuna y la creciente desigualdad económica en Latinoamérica.
La acumulación de riqueza en manos de una minoría es una tendencia que ha cobrado fuerza en las últimas décadas. Informes recientes revelan que el número de milmillonarios está en constante aumento, mientras las brechas de desigualdad se amplían, especialmente en regiones como Latinoamérica. Este fenómeno plantea interrogantes sobre los mecanismos económicos que permiten a los ricos volverse más ricos y las implicaciones sociales de esta concentración de riqueza.

En el último año, surgieron 204 nuevos milmillonarios en el mundo, lo que equivale a un promedio de casi cuatro por semana. Este crecimiento acelerado en el número de personas con fortunas superiores a los mil millones de dólares destaca una tendencia hacia la concentración de riqueza en una élite cada vez más reducida. Según datos de Oxfam, la riqueza de los diez hombres más ricos del mundo creció en promedio US$100 millones diarios, acumulando fortunas tan vastas que, incluso si perdieran el 99% de su riqueza, seguirían siendo milmillonarios.
Latinoamérica es una de las regiones donde la desigualdad económica se manifiesta con mayor intensidad. El 1% más rico de la población acumula 216 veces más riqueza que la mitad más pobre, según informes de Oxfam. Entre 2000 y 2022, este segmento privilegiado se apropió de una tercera parte de la nueva riqueza generada, equivalente a aproximadamente US$3.734 millones. Esta concentración de recursos en manos de unos pocos contrasta con la realidad de millones que continúan en condiciones de pobreza, evidenciando una distribución desigual de los beneficios económicos.
La economía ofrece explicaciones sobre cómo los ricos logran incrementar su patrimonio de manera sostenida. David Pérez-Reyna, profesor asociado de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, señala que las fuentes principales de ingreso son el laboral y el retorno de inversiones. Las personas con altos ingresos pueden acceder a una educación de calidad, lo que les permite obtener mejores empleos y, por ende, mayores salarios. Este excedente financiero facilita la inversión en diversos activos, generando retornos que, con el tiempo, superan los ingresos laborales. Así, la acumulación de riqueza se vuelve exponencial, especialmente cuando las inversiones alcanzan montos significativos.
Sebastián Saa, especialista de ETF en la gestora de fondos BlackRock, destaca una tendencia entre los jóvenes millonarios en América Latina: su inclinación hacia productos de inversión como los fondos cotizados en bolsa. Esta estrategia de diversificación permite a los inversionistas minimizar riesgos y maximizar retornos, consolidando aún más su posición financiera.
La creciente concentración de riqueza en manos de una minoría plantea desafíos significativos para las sociedades contemporáneas. Mientras los ricos continúan ampliando sus fortunas mediante mecanismos económicos y financieros, las brechas de desigualdad se profundizan, especialmente en regiones como Latinoamérica. Abordar este fenómeno requiere de políticas públicas que promuevan una distribución más equitativa de los recursos y oportunidades, garantizando que el progreso económico beneficie a una proporción más amplia de la población.