El Gobierno anunció que los celulares importados no pagarán aranceles. Esperan una baja de precios y más competencia.

Aranceles celulares importados: Buscan bajar precios y aumentar la competencia
El Ministerio de Economía anunció oficialmente la eliminación de los aranceles para la importación de teléfonos celulares en Argentina. La medida, que entrará en vigencia en las próximas semanas, tiene como objetivo principal reducir los precios al consumidor, estimular la competencia y facilitar el acceso a tecnología.
La resolución se enmarca en un plan más amplio de apertura comercial impulsado por el gobierno de Javier Milei, que apunta a desarmar esquemas de protección a la producción nacional.
Qué implica la medida
Hasta ahora, los teléfonos celulares importados pagaban un arancel del 16% más otros impuestos asociados. Con la nueva decisión, los dispositivos ingresarán al país sin tributo aduanero, lo cual —según estimaciones oficiales— podría traducirse en una baja de entre 10% y 20% en los precios finales.
“Esto beneficiará directamente a los consumidores y generará mayor competitividad”, expresaron desde el Ejecutivo.
Además, remarcaron que se trata de una medida “alineada con la libertad de elección y la apertura de mercados”, pilares del actual modelo económico.
Aranceles celulares importados: Impacto en Tierra del Fuego y la industria local
Uno de los puntos más sensibles del anuncio es el impacto que podría tener sobre la industria electrónica de Tierra del Fuego, donde operan ensambladoras de celulares protegidas por el régimen especial del sur del país.
Desde distintos sectores gremiales y empresariales se mostraron en alerta ante una posible caída en la producción local y una pérdida de empleos. La medida reaviva un viejo debate: libre mercado vs. industria nacional.
Críticas y apoyos
La eliminación de aranceles fue celebrada por asociaciones de consumidores y defensores de la libre competencia. No obstante, sectores industriales y representantes de la provincia de Tierra del Fuego cuestionaron la decisión, argumentando que afecta a la soberanía productiva y al trabajo argentino.
En paralelo, analistas económicos advierten que si bien la baja de precios es posible, el beneficio real dependerá del tipo de cambio, la logística y la reacción del mercado.