El exministro de Cambiemos se reunió con banqueros y les avisó que buscará rescatar las Leliq de manera no traumática. Malestar entre los economistas que venían trabajando con Milei.
La designación de Luis Caputo en el Ministerio de Economía significará su regreso a la función pública después de cinco años. Durante el gobierno de Cambiemos, estuvo en el área de Finanzas, primero como secretario y luego como ministro, y más tarde reemplazó a Federico Sturzenegger como presidente del Banco Central.
Algunos episodios pintan la gestión del “Messi de las finanzas”, apodo con que lo bautizó el entonces presidente Mauricio Macri. Uno de ellos fue la emisión de un bono a 100 años, plazo tan prolongado que permitía a los inversores recuperar el capital en 14 años y asegurarse el cobro de intereses hasta la segunda década del siglo XXII. Tal disparate redujo su vigencia a tres años y el bono fue incluido en el canje de deuda de 2020.
Otro hecho fue su decisión, ya al frente del Banco Central, de usar los dólares enviados por el FMI para porfiar con el mercado, batalla en la que se perdieron reservas por U$S 14.000 millones en tres meses, sin poder evitar una devaluación del 50%. El desagrado del Fondo forzó el relevo de Caputo, en septiembre de 2018. Sus colegas todavía lo critican: “Un timbero no puede ser presidente del Banco Central”, tuiteó esta semana otro exsecretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
El nombramiento (aún no oficializado) es también un desafío a la máxima con que Javier Milei machacó en su campaña electoral: “No se puede obtener un resultado distinto con los mismos de siempre”. Sin embargo, con mucha menos filosofía y más pragmatismo, los mercados avizoran en Caputo una señal de que la dolarización y el eventual plan Bonex de confiscación de depósitos para reducir el circulante quedaron de lado, al menos por ahora. Tampoco habrá cierre del BCRA ni levantamiento inmediato del cepo: si así fuera, la corrida al dólar empujaría a la hiperinflación.
Las víctimas
La decisión dejó secuelas en el equipo de economistas que trabajaba para Milei en su plan dolarizador. La primera víctima fue Emilio Ocampo, de quien el mandatario electo había anticipado que sería “el último presidente del Banco Central, porque lo va a cerrar”. El miércoles, en un raid mediático con entrevistadores complacientes, Milei indicó que “hay que ver si la situación de mercado permite una solución como la que plantea Emilio”, en referencia a las dificultades para obtener los U$S 30.000 millones necesarios para la conversión de la moneda. Ocampo entendió el mensaje y de inmediato disolvió su equipo de colaboradores. También se alejaron Carlos Rodríguez, exviceministro de Economía durante el menemismo (“No he sido consultado en meses”, se quejó), y el financista Darío Epstein (“Sólo soy asesor ad honorem”).
El viernes, Caputo se reunió con una veintena de banqueros y les dijo, más o menos, lo que le había adelantado hace meses a Milei como consultor: que no es fácil obtener los fondos necesarios para dolarizar, sobre todo porque los bonos y títulos que podrían servir de garantía están muy depreciados, y que es más sencillo desarmar las Leliq de manera no traumática.
“La reunión fue muy positiva. Caputo puso énfasis en el equilibrio fiscal como base del modelo y un abordaje integral y de mercado de los pasivos remunerados del Banco Central. Nos transmitió tranquilidad y confianza”, dijo Javier Bolzico, titular de ADEBA, que agrupa a los bancos de capital nacional. El abordaje “de mercado” contemplaría que el monto inmovilizado en Leliq, títulos que el BCRA coloca entre los bancos para absorber los pesos excedentes (y por los que paga cuantiosos intereses), migre a bonos del Tesoro para cubrir el déficit fiscal. Se repetiría así la receta usada con las Lebac en 2018: la deuda pasará al Estado.
El nuevo rumbo fue tomado para bien o para mal, según la escuela a la que adhiere cada economista. Hernán Lacunza, último ministro de Macri, celebró la novedad: “La dolarización era una fantasía. Bienvenido el pragmatismo”, escribió en sus redes sociales. También sugirió la hoja de ruta: “Fiscal, monetario, financiero, cambiario. En ese orden, no al revés. Por favor”.
En cambio, Diego Giacomini, de extracción monetarista y antiguo socio de Javier Milei, fue lapidario. “Sé muy bien que Javier siempre despreció a Toto Caputo porque no sabe nada de economía y sólo sabe colocar deuda y ganar plata con la timba. O la política cambia mucho a las personas o el Leoncito sucumbe ante la imposición del Gato”, en alusión a Macri.