Situación crítica en UnLAR: docentes y alumnos enfrentan el calor extremo en aulas descuidadas. La comunidad universitaria exige mejoras ya.
Aulas que Sofocan el Aprendizaje
La Universidad de La Rioja (UnLAR) se ha convertido en un horno que asfixia la pasión por la educación. No es el debate académico lo que sube la temperatura en las aulas, sino un sistema de climatización roto por el desgaste y la negligencia. Las imágenes que circulan son inquietantes: un profesor, con la camiseta empapada de sudor, se convierte en el símbolo del abandono. El calor, más que un mero obstáculo, se ha convertido en un enemigo de la concentración y el bienestar de la comunidad educativa.
El Descontento Estudiantil Hierve
La paciencia se evapora más rápido que el sudor en las paredes de las aulas de la UnLAR. Los estudiantes, cansados de promesas vacías y soluciones que nunca llegan, se hacen oír a través de plataformas como Minuto24. No están dispuestos a tolerar más que se trivialice su educación. El calor no solo derrite la esperanza, sino que amenaza con fundir la calidad educativa por la que debería ser conocida la universidad.
¿Hasta Cuándo, UnLAR?
La pregunta resuena con urgencia: ¿hasta cuándo continuará La Rioja siendo noticia por las razones equivocadas? La falta de mantenimiento en la universidad no es solo una vergüenza provincial, sino un llamado a la reflexión nacional sobre el estado de nuestras instituciones educativas. Es hora de que la administración de UnLAR enfrente la realidad y se comprometa con una reforma integral. La educación no puede florecer en terrenos estériles, y el aprendizaje no debe costar la salud de quienes buscan crecer intelectualmente.