Ricardo Quintela fue el primero en enfrentar el ajuste libertario; ahora otras provincias siguen su ejemplo.

El liderazgo de Quintela y la defensa de la autonomía provincial
Mientras la Argentina transita uno de los ajustes económicos más duros desde el retorno de la democracia, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, se ha convertido en una referencia nacional por su firmeza en la defensa del federalismo. Desde el mismo 10 de diciembre de 2023, cuando Javier Milei asumió la presidencia y comenzó a implementar una serie de recortes y reformas, La Rioja adoptó una posición clara: resistir las medidas que atentan contra los recursos y derechos de las provincias.
La primera provincia en decir “no”
No fue casual. La Rioja fue la primera en judicializar el recorte de fondos nacionales y en rechazar el DNU 70/2023, convirtiéndose en el epicentro de una reacción que hoy se extiende por todo el país. Esa decisión inicial, que algunos interpretaron como apresurada o meramente ideológica, fue en realidad una lectura precisa del rumbo que tomaría la Casa Rosada. Y el tiempo le dio la razón a Quintela.
Mientras muchas provincias mantenían una postura de espera o incluso apoyaban los lineamientos libertarios, La Rioja activó su defensa en los tribunales y en el Congreso. Fue la primera en advertir que el ajuste no sería solo una cuestión macroeconómica, sino un embate directo contra la autonomía provincial, los servicios básicos y los derechos sociales.
Quintela, De la soledad al eco nacional
Hoy, lo que comenzó como un acto de valentía política se ha transformado en un fenómeno nacional. Seis provincias (Entre Ríos, La Pampa, Buenos Aires, Chubut, Santa Fe y Catamarca) se reunieron esta semana en Paraná para alzar la voz ante el ajuste y el centralismo. A ellas se suman otras como Córdoba, Mendoza, San Juan y Tucumán, que también han empezado a cuestionar abiertamente las decisiones unilaterales del gobierno nacional.
La tesis de Quintela se vuelve cada vez más evidente: sin federalismo real, no hay república posible. Y esa frase, que parece una declaración doctrinaria, hoy representa una consigna concreta frente al vaciamiento de recursos y competencias.
Catamarca, el caso paradigmático
Uno de los ejemplos más elocuentes del giro político de las provincias es Catamarca. A pesar de haber apoyado proyectos claves del oficialismo nacional, como la Ley Ómnibus y la creación de la Agencia de Recaudación Federal (ARCA), fue una de las más castigadas en el reparto de fondos: sus giros de coparticipación cayeron un 90% en los primeros meses de 2025.
Esto evidencia que el ajuste no distingue alianzas ni colores políticos. La respuesta de Catamarca, que ahora se suma a los reclamos judiciales y legislativos, marca un punto de inflexión y confirma que la estrategia de La Rioja no era un capricho, sino una advertencia fundada.
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La justicia como árbitro de la discusión federal
El conflicto entre Nación y provincias ha llegado a la Corte Suprema. La Rioja fue la primera en presentar un recurso ante el máximo tribunal, solicitando que se frene el desfinanciamiento y se restituyan los fondos eliminados. Hoy, ese camino también es transitado por otras provincias, que reclaman una distribución equitativa, transparente y constitucional de los recursos.
La discusión no es solo legal: es política. Se trata de definir si Argentina va hacia un modelo centralista, donde la Casa Rosada concentra poder económico y decide a quién asfixiar, o hacia un modelo federal auténtico, donde cada provincia pueda planificar su desarrollo con garantías de autonomía.
Quintela, un gobernador con convicción
Lo que distingue a Quintela no es solo su anticipación estratégica, sino su coherencia. A lo largo de los meses, sostuvo la defensa del federalismo sin matices ni especulaciones. Resistiendo la presión mediática, el recorte de recursos y la indiferencia de algunos actores nacionales, mantuvo el rumbo con firmeza.
“No se puede construir un país sin provincias. Y no se puede gobernar desde el odio”, ha dicho en reiteradas ocasiones. Su mirada no es la de la confrontación por la confrontación, sino la de una defensa racional de los intereses de su pueblo. Y hoy, otros gobernadores comienzan a verlo como un referente en ese sentido.
Una fractura que reconfigura el mapa político
La fractura entre el poder central y los distritos del interior está generando una nueva lógica política. Lo que antes eran alineamientos partidarios hoy son alianzas circunstanciales en defensa de derechos compartidos. El federalismo ya no es una bandera simbólica, sino una herramienta concreta de acción política.
El viraje de Tucumán, que hasta ahora se mostraba conciliador, es prueba de eso. El gobernador Osvaldo Jaldo advirtió que “Milei no puede decidir unilateralmente con recursos que pertenecen a las provincias”. Es un mensaje que se multiplica, y que encuentra en La Rioja su origen y su coherencia.
Conclusión: sin federalismo, no hay futuro
En tiempos donde muchos optan por el silencio cómplice o el acompañamiento oportunista, La Rioja eligió hablar, actuar y resistir. Hoy, esa decisión se ve reflejada en un país que empieza a despertar del espejismo de la eficiencia sin justicia, del ajuste como única receta y del centralismo como forma de poder.
La historia volverá sobre este momento. Y quedará claro que La Rioja no fue una provincia más, sino la primera en decir basta. Porque cuando todos callaban, Quintela alzó la voz. Y esa voz, que nació en los llanos, hoy resuena en toda la Nación.