Milei citó “Roma no paga traidores”, pero la historia de Marco Aurelio revela una lección muy distinta sobre el poder y el perdón.

“Roma no paga traidores”: ¿una frase con trampa o una lección mal entendida?
Milei, el gesto con Macri y lo que nos enseñó Marco Aurelio
Este sábado, durante el Tedeum por el 25 de Mayo, Javier Milei no saludó a Jorge Macri. Lo pasó de largo. Sin vueltas. Lo miró, siguió y ya. Pero el gesto no quedó ahí. Cuando le preguntaron por qué, respondió con una frase que pareció salida de una película épica: “Roma no paga traidores”.
Contundente. Seca. Llena de simbolismo. Pero también… cargada de historia mal contada.
Y es que una cosa es usar una frase con fuerza política, y otra muy distinta es saber de dónde viene, qué implica y, sobre todo, qué representa en serio. Porque, spoiler: Marco Aurelio no la dijo. Y lo que pensaba sobre la traición era, en realidad, todo lo contrario.
Una frase con marketing, pero poco legado
Primero, lo básico. Esa célebre frase se le atribuye a Quinto Servilio Cepión, un general romano de la vieja República. Lejos, muy lejos, de la época dorada del Imperio.
La escena —más citada que verificada— cuenta que, durante una guerra contra los cimbrios y teutones, un traidor le ofreció entregar a su propio pueblo a cambio de dinero. Cepión le respondió con desprecio: “Roma no paga traidores”.
Y aunque suene de película, lo cierto es que Cepión no pasó a la historia por su brillantez. Todo lo contrario. Fue un militar con más derrotas que glorias. Un nombre menor, casi olvidado.
Entonces, cuando Milei toma esa frase para justificar un gesto de poder, conviene recordar que no está citando a un emperador ni a un sabio. Está tomando prestada la voz de alguien irrelevante al lado de figuras como, por ejemplo, Marco Aurelio.
Marco Aurelio y Avidio Casio: una historia que incomoda a los fanáticos de las frases duras
Marco Aurelio. Emperador, filósofo, estoico. Su nombre suena a sabiduría, templanza, equilibrio. No era de los que gritaban sentencias. Pensaba, escribía y decidía con la cabeza fría.
Y hay una historia que lo pinta de cuerpo entero. Año 175. Mientras estaba en plena campaña militar, se entera de algo grave: Avidio Casio, uno de sus generales más prestigiosos, se había proclamado emperador. Pensó que Marco estaba muerto. Spoiler: no lo estaba.
¿La reacción que uno esperaría? Furia. Mano dura. Castigo inmediato. Pero Marco Aurelio hizo lo opuesto: pidió calma. Les escribió a sus generales y pidió que no se precipitaran. Que no atacaran. Que esperaran.
Y, más aún: expresó su deseo de perdonar a Casio. Con una frase que, sinceramente, debería ser mucho más viral que la de Cepión:
“Nadie es tan viejo que no pueda perdonar, ni tan sabio que no pueda ser perdonado.”
Casio no alcanzó a recibir ese perdón. Lo mataron sus propios hombres antes de que Marco pudiera decidir su destino. Pero el emperador, en vez de aprovechar para ajustar cuentas, hizo algo aún más valiente: perdonó a su familia, a sus seguidores, y ordenó quemar las cartas que revelaban a otros traidores.
No quería más divisiones. No quería venganza. Quería gobernar con estabilidad, no con miedo. Y eso… eso no es debilidad. Es inteligencia. Es humanidad. Es liderazgo.
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Milei y la frase: cuando la historia se acomoda al presente
Está claro que Milei no quiso dar una clase de historia. Lo suyo fue un mensaje político. Un gesto cargado de intención. Una forma de marcar territorio frente a quienes, en su visión, no son leales.
Pero ahí está el problema. Porque usar frases sacadas de contexto histórico para justificar acciones concretas tiene consecuencias. Puede sonar firme, puede tener eco en redes… pero también puede mostrar una lectura simplista de un mundo mucho más complejo.
Y lo cierto es que, en política, no todo es blanco o negro. Las traiciones, las lealtades, los gestos de poder… todo tiene matices. Y esos matices, muchas veces, son los que definen si un líder pasará a la historia como un fanático o como un sabio.
Conclusión: ¿mandar con frases o liderar con ideas?
La Roma de Marco Aurelio no es la Roma de las frases para Twitter. Es la Roma de la reflexión, de la paciencia, del perdón estratégico. De la templanza como forma de poder.
Así que cuando escuches “Roma no paga traidores”, preguntate primero: ¿quién lo dijo? ¿Y qué haría Marco Aurelio si estuviera en su lugar?
Porque al final del día, gobernar no es solo imponer. Es también contener, decidir cuándo ceder y cuándo avanzar. Es tener la templanza para perdonar… aunque duela.