Las intervenciones impulsadas por Cristina Kirchner provocaron fracturas y derrotas. Los gobernadores marcaron el rumbo.

Gobernadores oficialistas se consolidan mientras el kirchnerismo se desploma
Las recientes elecciones provinciales dejaron un mensaje inequívoco: el gran derrotado fue el kirchnerismo. En Chaco, Salta, Jujuy y San Luis, los oficialismos provinciales lograron triunfos contundentes bajo liderazgos fuertes y gestiones arraigadas en el territorio. En cambio, el Partido Justicialista intervenido por Cristina Kirchner sufrió un colapso electoral que expuso la fractura y el vaciamiento de la estructura partidaria.
La intervención del PJ: el error estratégico de Cristina Kirchner
La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de intervenir los partidos justicialistas provinciales sin consenso fue el principio de una serie de derrotas. En Salta, Jujuy, Misiones y Corrientes, las intervenciones generaron divisiones, descontento y, en algunos casos, la ausencia total de listas competitivas. En Salta, por ejemplo, el kirchnerismo no logró colocar ni un solo legislador, perdiendo las tres bancas que ponía en juego.
“La intervención del PJ salteño fue una decisión inconsulta de Cristina. No fue una estrategia partidaria sino una imposición personal”, señalan referentes cercanos al gobernador Gustavo Sáenz.
El caso Jujuy: la fractura como estrategia fallida
En Jujuy, el PJ intervenido desde 2023 vivió una de sus peores performances. La conducción provisoria encabezada por Aníbal Fernández y Gustavo Menéndez no logró evitar la fragmentación: tres listas peronistas compitieron entre sí, favoreciendo la victoria de radicales y libertarios. La contradicción máxima fue el apoyo de Cristina a la lista de Rubén Rivarola, dirigente al que había intentado desplazar.
Gobernadores que ganan y el peronismo que se fragmenta
Mientras el kirchnerismo intervenido se desmorona, los gobernadores con gestión territorial lograron revalidar sus liderazgos con holgura: Leandro Zdero en Chaco, Gustavo Sáenz en Salta, Carlos Sadir en Jujuy y Claudio Poggi en San Luis.
Estos triunfos no fueron resultado del sello partidario, sino de la capacidad de gestión, el contacto con el electorado y la autonomía política. En las provincias, el verdadero oficialismo está en los gobernadores, no en una mesa de Buenos Aires.
Ricardo Quintela: excluido pero fortalecido
Un caso emblemático es el de Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, quien fue marginado por la conducción kirchnerista del PJ nacional. A pesar de haber expresado en múltiples ocasiones su rechazo a las intervenciones, no fue tenido en cuenta en la reorganización del partido.
“No se puede construir con imposiciones. El peronismo necesita volver a las bases, a las provincias”, señaló Quintela en declaraciones recientes.
Quintela no solo representa un liderazgo con gestión y arraigo, sino que encarna la alternativa federal y democrática que el PJ necesita para recuperar identidad y representación.
Misiones y Corrientes: estructuras vacías, partidos ausentes
En Misiones, la intervención encabezada por Gustavo Arrieta y Máximo Rodríguez ni siquiera logró conformar listas para las elecciones legislativas. En Corrientes, Teresa García y el mismo Rodríguez profundizaron una fractura que llevó a importantes sectores a no participar de los comicios.
En ambos casos, el efecto fue el mismo: desmovilización, falta de representación y colapso político.
Cristina Kirchner: de líder a obstáculo
La responsabilidad de Cristina Kirchner en esta debacle partidaria es directa. Su estilo de conducción cerrado, su intervencionismo y su negativa a abrir espacios de participación han llevado al PJ a uno de sus momentos más críticos.
Su reciente reelección como presidenta del partido, sin elección interna ni debate, consolida el vaciamiento institucional del PJ.
Conclusión: el futuro del peronismo está en las provincias
El mensaje de las urnas es claro: los gobernadores son hoy el verdadero poder del peronismo. Ellos gestionan, dialogan, representan. El kirchnerismo, en cambio, impone, divide y fracasa.
Para que el PJ sobreviva y se reconstruya, debe volver a mirar hacia las provincias, recuperar el debate interno y generar liderazgos con raíz territorial. La figura de Ricardo Quintela, excluida por el cristinismo, aparece como una de las pocas capaces de encabezar esa renovación federal.
Cristina Kirchner, por el contrario, ya no representa una solución. Es parte del problema.