El regreso de Cristina Kirchner a la arena política

Cristina Kirchner candidata: Y ahí está de nuevo. Cristina. Basta con decir su nombre y se desata la tormenta política. Su anuncio como candidata volvió a sacudir el escenario, como si estuviéramos en una especie de eterno retorno del kirchnerismo. Algunos lo celebran con entusiasmo casi nostálgico; otros lo ven como un obstáculo a superar. Lo cierto es que nadie, ni aliados ni adversarios, puede mirar hacia otro lado.
Con más de veinte años de protagonismo, su regreso inevitablemente reordena las piezas del tablero. No es un simple movimiento electoral. Es un gesto que sacude los cimientos de un peronismo que, a decir verdad, viene pidiendo a gritos una renovación. Pero no de cualquier manera. Porque hay una verdad que flota en el aire: si el peronismo quiere volver a ser opción real, tiene que reconfigurarse. Y eso implica algo difícil —dejar atrás los egos.
Cristina conserva un núcleo duro en el conurbano bonaerense, sí. Su nombre aún pesa. Pero la pregunta incómoda es otra: ¿hasta cuándo ese peso será una fortaleza y no un ancla?
Impacto en el gobierno de Javier Milei: ¿beneficio o complicación?
En la Casa Rosada, la noticia fue recibida con un sabor agridulce. Para Javier Milei y su equipo, tener a Cristina en campaña es como tener el villano perfecto para una película. Les permite reforzar ese relato que tan bien les funcionó: ellos contra “la casta”, y Cristina como su máximo exponente.
Pero ojo, no todo es ganancia. Porque la presencia de Cristina también puede encender las alarmas en sectores que empiezan a desencantarse con el rumbo económico actual. Y es que cuando el bolsillo aprieta, los símbolos conocidos —aunque desgastados— pueden volver a tener fuerza.
Tomemos como ejemplo la Tercera Sección Electoral: una zona clave, densamente poblada, donde Cristina sigue marcando puntos por encima de muchos nombres nuevos. Según una reciente encuesta, aún tiene un nivel de preferencia que Milei no puede ignorar.
Además, su presencia podría desordenar al peronismo “no K”. Si ese espacio no logra unificarse detrás de una propuesta clara, Cristina podría terminar ocupando ese vacío —no necesariamente por mérito propio, sino por carencia ajena. Y ahí sí, Milei tendría un problema serio.
Cristina Kirchner candidata, Renovar el peronismo: el desafío de dejar atrás los egos
Cristina candidata no solo mueve fichas afuera. También obliga al peronismo a mirarse al espejo. ¿Qué ve? Una estructura que, por momentos, parece más preocupada en sostener lugares que en imaginar el futuro.
Y es acá donde aparece esa frase que resume todo: “Es importante dejar los egos de lado para renovar definitivamente el peronismo a nivel nacional. Cristina tiene su lugar, pero son los gobernadores, los verdaderos dueños de los votos territoriales, quienes deben rearmar el partido y elegir sus propios candidatos nacionales.”
No se trata de una cruzada contra Cristina. Se trata de entender que ningún movimiento puede vivir eternamente de su pasado. Y que si el peronismo quiere recuperar el pulso de la calle, necesita abrirse. Escuchar. Soltar un poco el micrófono y dejar que hablen otros.
Hoy, varios gobernadores tienen gestión, presencia y sobre todo, votos. No necesitan la bendición de Buenos Aires para mostrar que pueden liderar. Pero claro, mientras el eje siga girando en torno a una sola figura, será difícil que esos liderazgos crezcan sin ser vistos como “una amenaza”.
El peronismo debe dejar de dividirse entre “puros” y “traidores”. Esa lógica es vieja, y lo único que hace es expulsar a quienes podrían aportar ideas nuevas. Es momento de sentarse a conversar —de verdad— y definir un rumbo común. Porque si no, el riesgo es claro: terminar hablando solos, mientras el electorado mira para otro lado.
El rol de los gobernadores en la reconfiguración del partido
Los gobernadores son, en este contexto, algo más que figuras institucionales. Son el anclaje real del peronismo en el territorio. Los que todavía tienen contacto directo con la gente, que no necesitan focus group para saber qué preocupa a sus vecinos.
Ellos son los que pueden —y deben— liderar este proceso de reconstrucción. No por capricho, sino porque están en mejores condiciones de hacerlo. Ya lo demostraron gestionando, sosteniendo provincias en crisis, negociando con Nación, enfrentando realidades que a veces en Buenos Aires ni se ven.
Cristina Kirchner candidata
Cristina, sin duda, tiene su lugar en la historia. Pero ya no puede ser el eje exclusivo de la estrategia. Si el peronismo pretende ser competitivo en 2027, necesita abrir el juego. Hacer lugar a figuras que emergen desde la gestión, no desde el marketing. Construir candidaturas desde abajo, no desde un despacho.
Eso implica asumir que los tiempos cambiaron. Que hay generaciones enteras que no se sienten representadas por los mismos nombres de siempre. Y que si no se les da una alternativa real, terminarán votando por opciones más rupturistas, aunque no necesariamente mejores.
Hacia un peronismo renovado y cohesionado
Cristina candidata es un hecho. No se puede ignorar. Pero tampoco se puede permitir que ese hecho eclipse todo lo demás. El gran desafío no es si Cristina compite o no. El verdadero reto es qué hace el peronismo frente a eso.
¿Va a repetir el libreto de 2023? ¿O va a atreverse a escribir una nueva historia?
Para eso, hay que dejar los egos en la puerta. Escuchar a los gobernadores, empoderarlos. Dejar que los territorios hablen. Y empezar a construir un proyecto nacional desde ahí. Con pluralidad, con ideas frescas y con menos miedo al cambio.
Cristina puede ser parte de esa transición. Pero no debería ser un obstáculo. Porque el peronismo, si quiere volver a enamorar, tiene que reconectar con su gente. Y eso no se logra desde arriba. Se construye, día a día, desde el barro del territorio.
Tal vez esta sea la última gran oportunidad. La de dejar atrás la lógica del mesianismo y apostar por algo más horizontal, más genuino, más real. Porque al final del día, lo que está en juego no es un cargo. Es el alma misma de un movimiento que, cuando se pone en serio, sabe cambiar la historia.