El Indec confirmó que la inflación fue del 25,5%, muy por debajo de las expectativas. Sin embargo, el tipo de cambio oficial no se mueve y la brecha con el CCL se dispara. ¿Qué consecuencias tiene esto para los importadores, los exportadores y los ahorristas? Te lo contamos en detalle.
La semana pasada el mercado conoció una noticia que confirmó las expectativas que ya se venían barajando: la inflación de diciembre iba a ser la más alta del año y así fue.
Sin embargo, el dato que marcó el Indec fue de 25,5%: estuvo por debajo de las expectativas, más cercanas a 30%. Esto reafirmó la idea de que el crawling peg del 2% mensual sería mantenido por más tiempo, tal como había sido anunciado por el ministro de Economía con la devaluación el 13 de diciembre pasado. Hoy, el mercado prácticamente descuenta que ese crawling peg se mantiene hasta fines de febrero.
Inicialmente, la suba del tipo de cambio en 118% (devaluación del 54%) le permitió al Banco Central generar la mayor racha positiva desde agosto-octubre de 2023 y comprar casi US$ 5.000 millones. Combinado con una alta demanda de pesos estacional en diciembre por pago de aguinaldos, lo esperable era que la brecha bajara hasta sus mínimos desde 2019 en torno al 10% hacia fin del mes pasado.
Dudas de exportadores. El tipo de cambio oficial anclado y la inflación en alza para enero le quita competitividad real y comienza a generar dudas en los exportadores que se preguntan si será necesario un nuevo salto en marzo o abril.
Demanda de importadores. Inicialmente, el anuncio del Bopreal no fue bien recibido por muchos importadores que venían esperando poder cancelar deudas con sus proveedores del exterior. La propia caída de la brecha generó poca demanda en las licitaciones de Bopreal y no fueron pocos los importadores que eligieron empezar a cerrar deudas con sus proveedores del exterior al CCL. La vía más rápida para hacerse de los dólares y restablecer el flujo normal de sus negocios, aun a riesgo de perder temporalmente acceso al MULC.
Cambio de estacionalidad. Por el mismo motivo, pero desde la perspectiva del ahorrista, las tasas reales muy negativas y casi sin opciones para ganarle a la inflación, el dólar volvió a ser el refugio elegido.
Ruido político. Un cuarto factor tiene vínculos con la política. El Gobierno encuentra dificultades en la aprobación de la Ley Ómnibus y negocia con cada diputado para que se llegue a aprobar antes del 31 de enero y si es posible, antes incluso de la marcha del 24 de enero que preparan las organizaciones sindicales. Sería un motivo para desactivarlas. El mercado observa con atención cómo se desenvolverá el conflicto de intereses en pos de las reformas propuestas.
En nuestra opinión, estos nuevos niveles de brecha en torno a 50% corrigen buena parte de las fragilidades mencionadas: por un lado, los importadores pueden sentirse más atraídos por las próximas licitaciones del Bopreal, que a 50% de brecha hace más atractiva esta alternativa.
De hecho, este jueves se vieron suscripciones por US$ 340 millones, la suscripción más alta hasta la fecha (excepto por la de la semana pasada asociada a una compañía en particular). Por otro lado, los inversores posiblemente volverán a buscar protección contra la inflación.
Mas allá de las tasas reales negativas de los Boncer cortos, lo esperable es que la inflación del 2024 sea más alta que en 2023, pero el riesgo es que sea mucho mayor.
La brecha cambiaria entre un dólar casi quieto y el CCL ya superó el 50%.